A pocos meses de cumplir noventa años, el profesor Marco Aurelio Alonso, más conocido como Maco, recibió un reconocimiento en vida por su aporte cultural como fundador del Festival Folclórico Nacional, evento que desde 1969 ha promovido la identidad indígena de Guatemala y ha posicionado a Alta Verapaz como un punto de encuentro cultural.
El origen del Festival Folclórico
En la entrevista, Alonso relató cómo nació la idea del festival: su interés por las costumbres indígenas lo llevó a colaborar con expertos como el alemán Pablo Vilcent, quien vivió entre comunidades k’ekchís y estudió mitologías como la de los amores del Sol y la Luna. Este conocimiento fue clave para dar forma a una plataforma que rescatara y divulgara la riqueza ancestral.
El festival, proclamado nacional en 1971, exige que las participantes —jóvenes representantes de municipios indígenas— tengan profundo conocimiento de su cultura autóctona, heredada de generación en generación. Para Alonso, “no es un invento”, sino una “repercusión del conocimiento ancestral de los antiguos mayas”.
Legado cultural y participación familiar
El festival ha evolucionado, pero su esencia se mantiene. Su esposa recordó cómo en sus inicios la familia entera colaboraba: “hasta poníamos las sillas y atendíamos a la gente”. A pesar del esfuerzo y los gastos personales, el entusiasmo de Maco los motivaba a continuar.
Desde entonces, el evento ha crecido en alcance. Según Alonso, ahora no hay pueblo en Guatemala que no quiera participar. Además de elegir a la Rabin Ajaw, máxima representante indígena, el festival incluye danzas tradicionales, exposiciones de textiles como el huipil —al que calificó como “un códice ideografiado”— y una visión integral de la cosmovisión maya.
Premios, publicaciones y presencia internacional
Por su labor, Alonso ha recibido condecoraciones como la Orden del Quetzal y la Orden Monja Blanca, además de representar a Guatemala en eventos culturales en México, Perú, Estados Unidos y República Dominicana. También ha brindado conferencias sobre tejidos indígenas en organismos internacionales como el BID en Washington.
Actualmente, trabaja junto a su hijo en la publicación del libro Diez Danzas Folclóricas de Verapaz, que recopila parlamentos, historias y vestuarios de danzas como la de las guacamayas, original de Santa Cruz Verapaz. El objetivo es que sirva de guía educativa para escuelas y grupos culturales.
Visión a futuro y continuidad del Festival Folclórico
Aunque ya no participa activamente por motivos de salud, Maco sigue cada edición del festival por televisión o transmisiones en redes sociales. Considera que su visión se ha cumplido: “Se han logrado los objetivos fundamentales de su creación”. Sin embargo, sugiere fortalecer la presencia de danzas en futuras ediciones.
La actividad, ahora bajo la dirección de la Municipalidad de Cobán, mantiene el compromiso de dignificar a la mujer indígena y su cultura, sin recurrir a estereotipos, y fomenta el respeto a través del arte, la danza y el vestuario tradicional.
El Festival Folclórico como modelo cultural
A lo largo de los años, el evento ha servido como modelo para festivales similares en otros departamentos. Para muchos, ver en un solo día a más de cien representantes indígenas vestidas con sus trajes ceremoniales es una experiencia única que, de otra manera, requeriría años de viajes por todo el país.
El Festival Folclórico Nacional se celebra cada año entre mayo y julio. La elección de la Rabin Ajaw y las actividades culturales se transmiten en vivo y son seguidas por comunidades en Guatemala y el extranjero, especialmente por migrantes que mantienen el vínculo con su cultura.
En palabras del profesor Alonso, “Dios me dio la inspiración, y yo solo he sido un canal para recuperar y preservar lo que ya estaba ahí: nuestra cultura milenaria”.